lunes, 1 de marzo de 2010
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Lugar pautado como llegada, por un recorrido desde la ciudad, hasta el cordón industrial suburbano, espacio alternativo para lo establecido en circuitos de arte; el lugar, más allá de la instalación de la obra en su interior, se transforma en parte de un hecho artístico. Espacio propuesto como lugar, como obra, como hecho artístico.
La observación y documentación que realiza el artista para construir su obra, da lugar a la composición de imágenes que juegan entre la dinámica de un movimiento y la quietud de una superficie casi inquieta. Las imágenes de sectores, de objetos, y lo que en los encuadres resultan se basan, en gran parte, en el procedimiento de producción que surge de las capturas iniciales y de las imágenes directas que luego se trabajan tras una selección, y luego una edición, tanto de imagen, como de sonido. La conclusión a la que puedo llegar, podría expresarla con una cita de alguien con quien puedo acordar:
“Me encontraba a medio pintar un cuadro de un jardín por la noche. Había mucho negro
y plantas verdes que emergían de la oscuridad. De pronto, las plantas empezaron a moverse
y oí el viento. No estaba drogado! Pensé que aquello era fantástico y comencé a preguntarme
si el cine podía ser un modo de dar movimiento a la pintura.”
David Lynch
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