domingo, 15 de noviembre de 2009
Otras miradas.
Hoy, el malestar está en la naturaleza y en la representación. El futuro de la humanidad preocupa, el de la pintura también. La urbanización, las líneas de alta tensión, las autopistas, el tren, la publicidad, la racionalización agrícola, la velocidad, el turismo, los países en conflicto permanente, la economía, la ostentación, la carencia, han suscitado otros espacios, y otras miradas. Cambios de decorado, territorial y mental.
Cada medio de transmisión, cada espacio-tiempo tiene lo visible que puede. Nuestra nueva desatensión óptica debe mucho a la revolución de las telecomunicaciones y de los transportes. Con la supresión de las distancias, se pierden a la vez la sensación de extensión territorial, y el sentido vívido de lo real, de la exterioridad. Todo se vuelve accesible, sin esfuerzo y con rapidez. Las grandes ciudades, exigen una mirada y ritmo de visión distinto del que reclaman colinas, lagos y mares. La pintura es lenta, la informática es rápida, con una imperativa velocidad de circulación. Medio técnico globalizado, que ya produce episodios transartísticos.
Cada medio de transmisión, cada espacio-tiempo tiene lo visible que puede. Nuestra nueva desatensión óptica debe mucho a la revolución de las telecomunicaciones y de los transportes. Con la supresión de las distancias, se pierden a la vez la sensación de extensión territorial, y el sentido vívido de lo real, de la exterioridad. Todo se vuelve accesible, sin esfuerzo y con rapidez. Las grandes ciudades, exigen una mirada y ritmo de visión distinto del que reclaman colinas, lagos y mares. La pintura es lenta, la informática es rápida, con una imperativa velocidad de circulación. Medio técnico globalizado, que ya produce episodios transartísticos.
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